Las principales modalidades de tratamiento son: cirugía,
radioterapia y quimioterapia. Aunque también puede administrarse otro tipo de
terapias específicas para algunos tumores como la hormonoterapia, la
inmunoterapia, el tratamiento con láser, etc.
CIRUGÍA
CIRUGÍA
La cirugía suele ser el principal tratamiento para
determinados tumores. Hace unas décadas era un tratamiento agresivo, ya que su
finalidad era eliminar el tumor con la mayor cantidad de tejido sano de
alrededor para eliminar todas las células tumorales.
Actualmente, con el desarrollo de nuevas técnicas
quirúrgicas, es posible intervenir de forma satisfactoria a multitud de
enfermos, conservando, la mayoría de las veces, el órgano donde se asentaba el
tumor y su función (cirugía conservadora).
Está indicada en los cánceres que no se han extendido a otros
órganos. También tiene un papel muy importante en el diagnóstico y estudio de
extensión de la enfermedad.
En función de sus objetivos puede ser:
-Preventiva: se emplea para extirpar lesiones que con el
tiempo pueden llegar a ser malignas.
-Diagnóstica: se extirpa una muestra de tejido para
analizarla al microscopio (biopsia) y descartar o confirmar que la lesión sea
un cáncer.
-De estadiaje: permite conocer la extensión del tumor.
-Curativa: se extirpa todo el tumor con tejido sano de
alrededor. Su intención es curar el cáncer.
-Paliativa: se utiliza para tratar alguna complicación del
tumor y disminuir los síntomas que ocasiona.
-Reparadora: su objetivo es restaurar la apariencia y/o la
función de un órgano tras la realización de la cirugía curativa.
Antes de cualquier cirugía es preciso realizar un estudio
preoperatorio. Consiste en un análisis de sangre, un electrocardiograma, una
radiografía de tórax y una consulta con el anestesista que valorará el riesgo
de la intervención y el tipo de anestesia más indicado.
Asimismo, tras las explicaciones del cirujano, el paciente ha
de firmar un consentimiento informado, donde consta reflejada toda la
información sobre la cirugía. En él declara haber recibido y comprendido dichas
explicaciones.
Los efectos secundarios de la cirugía variarán en función de
la localización del tumor, aunque determinados efectos son generales a
cualquier localización como puede ser el dolor por la herida quirúrgica.
RADIOTERAPIA
Aproximadamente seis de cada diez enfermos de cáncer reciben
radioterapia como parte importante de su tratamiento. Puede administrarse
asociada a otras terapias (cirugía y/o quimioterapia) o como tratamiento único.
En función de cómo se administre la radiación la radioterapia
puede ser de dos tipos:
-Externa: consiste en la administración de las radiaciones
desde el exterior mediante unos equipos que generan la radiación (aceleradores
lineales). En ningún momento contactan con el paciente.
Antes de iniciar el tratamiento es preciso realizar una
planificación o simulación del mismo. En ella se determinan la zona de
tratamiento, la dosis total, el número de sesiones en las que se reparte dicha
dosis y la postura más correcta en la que se situará al enfermo. La mayor parte
de las veces las sesiones se administran durante cinco días a la semana,
descansando dos. Este descanso generalmente coincide con el fin de semana.
La administración del tratamiento no es dolorosa. En ningún
caso el paciente emite radiaciones.
-Interna: consiste en la administración de la radiación a
través de materiales radiactivos (isótopos) con distintas formas, que se
introducen en el organismo, muy próximos o en contacto con el tumor. Para
llevar a cabo el implante es preciso administrar algún tipo de anestesia. Puede
apreciarse una ligera molestia en la zona del implante, aunque, generalmente,
desaparece a los pocos días de finalizar el tratamiento.
Una vez que se extraen los materiales radiactivos el paciente
no emite ningún tipo de radiación.
Los efectos secundarios de la radioterapia son cada vez menos
frecuentes y más tolerables debido, fundamentalmente, a la mejora de las
técnicas empleadas. Dependerán, en gran medida, de la zona donde se administre
el tratamiento.
El tratamiento con radioterapia siempre es individualizado.
Cada enfermo tendrá su tratamiento específico, distinto al de otro paciente.
QUIMIOTERAPIA
Es una de las modalidades terapéuticas más empleadas en el
tratamiento del cáncer. Su objetivo es destruir, empleando una gran variedad de
fármacos, las células que componen el tumor con el fin de reducir y/o eliminar
la enfermedad.
A los fármacos empleados en este tipo de tratamiento se les
denomina fármacos antineoplásicos o quimioterápicos.
Este tratamiento se administra en forma de ciclos. Un ciclo
consiste en la administración de los fármacos durante uno o varios días,
seguido de un tiempo variable de descanso, que suele oscilar entre una y cuatro
semanas.
Dependiendo del tipo de cáncer y de los fármacos que se vayan
a emplear, la quimioterapia puede administrarse en forma de pastillas (por vía
oral) o inyectando la medicación en una vena (intravenosa).
Generalmente, cuando el tratamiento se administra por vía
intravenosa, el paciente acude al hospital de día para su administración. Tras
unas horas, éste puede irse a su domicilio hasta el próximo ciclo, y seguir
realizando el mismo tipo de vida que antes de iniciar la quimioterapia.
La duración total del tratamiento y sus efectos secundarios
dependen de una serie de factores como son el tipo de tumor, la respuesta del
tumor al tratamiento y el tipo de quimioterapia empleada.
OTROS TRATAMIENTOS
Existen otras terapias que, aunque con menor frecuencia, se
emplean en el tratamiento del cáncer. Generalmente están indicados en tumores o
circunstancias de la enfermedad muy concretas.
Algunas de estas terapias son las siguientes:
-Hormonoterapia: se emplea en aquellos tumores que crecen por
el estímulo de alguna hormona. A estos cánceres se les denomina
hormono-dependientes y los más representativos son el de mama y el de próstata.
Esta modalidad consiste en el empleo de determinadas hormonas para detener o
disminuir el crecimiento del tumor.
-Inmunoterapia: es un tratamiento que consiste en utilizar el
sistema de defensa (sistema inmune) para destruir las células tumorales. Esto
se consigue bien estimulando el propio sistema inmune o bien introduciendo en
el organismo sustancias elaboradas en un laboratorio, semejantes a las del
sistema inmune, capaces de controlar la enfermedad.
-Radioterapia intraoperatoria: consiste en la administración
de la radiación durante la misma cirugía, directamente en la zona del tumor. Se
emplea en el tratamiento de tumores abdominales. Con esta técnica se reduce la
dosis de radiación en los tejidos normales.
-Radioterapia esterotáxica: consiste en la administración, de
forma muy precisa, de altas dosis de radiación en zonas muy pequeñas. Se suele
emplear en el tratamiento de tumores cerebrales muy pequeños.
-Cirugía con láser: consiste en la emisión de un rayo de luz
muy potente y focalizado, que permite la destrucción del tumor. Se emplea en el
tratamiento de lesiones premalignas o como tratamiento paliativo en algunos
tumores.
-Crioterapia: consiste en la destrucción del tumor por frío,
empleando nitrógeno líquido. Generalmente se emplea en el tratamiento de
lesiones premalignas o en el tratamiento de algunos tumores en fases muy
localizadas.
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